Hace ya muchos años de aquella aventura en el camping del escorial con dos tiendas de campaña, un camping gas, un cazo, un paquete de arroz, unas cuantas latas de conservas, una botella de anís, refrescos y algo de vino.

Por aquella época y siendo unos chavales nos gustó bastante el camping, sobre todo porque estaba muy dirigido a los jóvenes en la zona de acampada libre donde éramos mayoría. Había mucha gente que se “despendolaba”, pero en general reinaba el buen rollo.

Por las noches visitábamos la discoteca del camping y por la mañana nos despejábamos en una de las piscinas de las que dispone el camping. El resto del día eran juegos de cartas y paseos por el inmenso camping. Decir que nosotros éramos de los que descansábamos por la noche y respetábamos el sueño del resto de campistas, y digo esto porque en las dos ocasiones que fuimos pudimos observar que ese era un problema con difícil solución y que creaba crispación en muchas ocasiones en la zona de acampada libre.

Del camping que decir? que es un camping enorme, que los baños son enormes y estaban bien limpios por aquella época y que es un camping con innumerables servicios para los que allí se alojan. Un camping muy vigilado, tranquilo y que se encuentra en un paraje extraordinario.

 

Sin duda, volveré y escribiré una nueva entrada de lo que allí me encuentre.